jueves, 1 de mayo de 2008

¿Y para qué leer si podemos ver la película?

En estos días de descanso de las actividades académicas tenemos un poco más de tiempo para reflexionar sobre muchos asuntos a los que quizás no prestamos tanta atención durante la semana. Estos días he visto cómo los alumnos de segundo de Bachillerato están muy agobiados: unos estudian mucho para poder conseguir los mejores resultados académicos posibles, otros estudian menos porque tienen pocas esperanzas de conseguir el aprobado en junio. A unos y a otros quiero mandar desde aquí muchos ánimos porque estos días son decisivos para todos.

A estas alturas del curso los profesores analizamos nuestro trabajo y nos planteamos qué aspectos no han funcionado bien en nuestras clases. Personalmente creo que una de las tareas más difíciles que tenemos es la de motivar a nuestros alumnos para despertarles el gusto por la lectura de autores clásicos y no tan clásicos, y también el interés por la sintaxis y la morfología. Algunos creen, como dice Pablo Motos, que con sólo ver películas sobre la obra literaria en cuestión es suficiente. La verdad es que, si la película está bien hecha, siempre ayuda a recordar algún pasaje de la obra, pero por muy fiel que sea el film siempre dista bastante de la obra en sí; y los alumnos que vieron la película de La Colmena sabrán a qué me refiero.


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